jueves, 14 de octubre de 2010

De un alumno a su profesor, por Francisco J. de la Torre, Yeyo

Hola,  Jesús, ¿qué tal por ahí arriba? ¿Cómo se ve el mundo desde ahí? ¡Ahora rodeado de grandes genios, ehh! Te imagino con  Euler repasando ecuaciones mientras Gauss, Newton, Maxwell y demás te esperan para tomarse una cerveza contigo.
Por aquí todo sigue igual, el mundo sigue loco, el cielo aún es azul y pronto llegará el frio, ese frio de Madrid.
Acaba de comenzar un curso nuevo en la Escuela, en la cafetería se oyen conversaciones sobre las asignaturas, las practicas, alumnos aún perdidos mirando los horarios y buscando las aulas,  pero parece que esta vez te lo vas a perder.
Aún tengo la inercia de buscar tu moto al llegar, de bajar a buscarte, de mirar en tu mesa, siempre llena de hojas, de interminables ecuaciones, de libros, el color, la óptica física, prácticas de tus asignaturas… si es que, ¿qué te voy a contar a ti?
El otro día, Jesús, ordenando cajones en casa volví a ver aquella camiseta naranja “butano” (perdona, me olvidé que los colores no tienen apellidos), una camiseta donde se leía “óptica físca 06/07”, con una Vespa a un lado y muchas palabras relacionadas con la asignatura, ¡qué orgullo lucirla! Y vaya año, cómo disfrutamos tus clases, sólo sabía una cosa, la hora de comienzo de la clase, porque la hora de terminar era una incógnita ¿Cómo pudo ser que un día cerca de las 11 de la noche apareciera el seguridad para invitarnos a irnos? Claro, no podía ser de otra manera, siempre fuiste un purista en la materia, y las demostraciones en la pizarra no aparecían solas. ¡Pero si te llevabas hasta tus propias tizas de colores!
Más tarde te conocimos otra faceta, salimos a tomar algo, pero con una condición: no se podía hablar de temas relacionados con las clases. Nunca hizo falta, era fácil hablar contigo de cualquier cosa, nos dejábamos africanizar por tus historias, nos contabas tantas cosas que te indignaban y cómo te avergonzabas de pertenecer a esta sociedad. Fue todo un placer, Jesús, y un grandísimo disfrute, haber tenido la oportunidad de escucharte, conocer al Zoido profesor, y al Jesús persona.
En el curso siguiente fueron frecuentes las visitas a tu despacho, por una idea que no entendía de algo que había leído, para comentarte algo que me había ocurrido, o simplemente por la alegría que me daba saludarte, y siempre con la misma premisa, conocía la hora a la que había llegado a tu despacho, pero no cuando terminaría.
Si llego a saber que te marchabas tan pronto…
Cierto que nos legaste tu actitud científica, el amor a la física, la valentía para enfrentarnos a esas ecuaciones, porque las matemáticas sólo son el lenguaje, ¿verdad, Jesús?, lo importante estaba detrás de todo eso, el significado de todo eso. Terminabas los temas diciendo: "si no lo habéis comprendido decídmelo, porque lo repito de nuevo o de otra manera, no me importa echar más tiempo a esto si lo habéis entendido, ¿vale?, ¿está todo claro?”.
Pero también nos mostraste esa otra actitud combativa, directa, afrontando los problemas, quejándote de de muchas injusticias.
No sé qué me llevó a San Blas, a la escuela, muchas veces  me lo he preguntado, pero por suerte te conocí allí, pasando de ser nuestro profesor de óptica física y de color, a ser un referente para mí, y para muchos otros.
Porque fue mucho lo que nos enseñaste, me da mucha rabia no tener la “pluma” de Lorca o de Machado para escribir tu historia en versos, y dedicarte un poema o una carta que este a tu altura.
Ahora solo me queda hablar de ti, de ese profe que se fue, de ese que no vamos a olvidar.
GRACIAS POR TODO ZOIDO.
PD. Según la RAE:
            Profesor- Persona que ejerce o enseña una ciencia o arte

No hay comentarios:

Publicar un comentario